Asami, una suegra, llega a Tokio desde su ciudad natal por un tiempo limitado para cuidar de su esposa embarazada. Gracias a mi suegra, nuestra vida se ha vuelto cómoda, pero mi corazón todavía está inquieto. El motivo es que su esposa le dijo que no se masturbara hasta que naciera el bebé. Mi suegra me trató amablemente porque no me encontraba bien, pero mi bello rostro y atractivo me motivaron estos últimos días. Y una noche mi suegra me encontró mientras me masturbaba porque no podía soportarlo.
